Próximamente: Proyecto infantil de radio

Carta del director artístico:

Global Arts Corps ha trabajado en algunas de las regiones más peligrosas y llenas de odio que se puedan imaginar. La mayor parte del tiempo hemos tenido la suerte de poder encontrar maneras de acercar a partes opuestas. Digo que hemos tenido suerte porque hubo un tiempo en el que antiguos enemigos podían compartir con cautela el mismo escenario y audiencia, y la propuesta de reconciliación estaba en el aire. Hoy en día, la idea de reconciliación parece cada vez más lejana. Vemos fragmentos de odio y miedo arraigados en las identidades y en el desarrollo de las mentes, generación trás generación. Es hora de que usemos nuestra experiencia para ayudar a nuestros niños de forma directa.

¿Cuál sería el impacto de que personas jóvenes tuvieran la oportunidad de crear historias incorporando sus sueños para el futuro y reaccionar al caos de los adultos que les rodean? Si los dejáramos solos, y trabajaran los unos con los otros, ¿cómo crearían su propia sociedad civil?

En 1999, el investigador educativo indio Sugata Mitra colocó un PC conectado a internet en una pared que bordeaba un barrio pobre de Nueva Delhi. Enseguida, los niños de la zona se conectaron a internet, aprendiendo solos y enseñándose los unos a los otros, sin la estructura de la instrucción educativa formal. La iniciativa, llamada ​The Hole in the Wall Project​ (Proyecto del agujero en la pared) se expandió a otras ciudades. Demostró que la gente joven puede aprender y enseñarse los unos a los otros, no solo donde hay infraestructura y apoyo bien financiados, sino también en áreas con dificultades económicas y recursos muy limitados. Actualmente, el proyecto está operativo en Botsuana, Mozambique, Nigeria, Ruanda, Suazilandia, Uganda, Zambia, y Camboya.

En nuestra gira de 2016 por Ruanda con la producción de GAC de See You Yesterday (Te veré ayer), vimos interacciones similares con nuestro joven reparto camboyano que estaba llevando a cabo talleres de formación con niños refugiados en el campo de refugiados Kigeme donde actuaban para 6,000 refugiados congoleses cada mañana. Al volver a casa, el reparto llevó a cabo talleres en cinco ciudades diferentes para jóvenes estudiantes de magisterio que tenían problemas para enseñar a sus estudiantes cómo investigar el pasado sin que les impactara. Tenemos intención de ampliar este fenómeno entre jóvenes en nuestra próxima década de trabajo, y usaremos como plataforma la radio. ¿Por qué la radio? Porque es la forma más pura de escuchar.

El objetivo es que los niños exploren lo que tienen alrededor escuchando a otros niños sin la mediación de adultos, para empezar a confiar en lo que sienten, y que vean que también lo sienten millones de niños en todo el mundo. Estos cuentacuentos, junto con creadores de efectos especiales, músicos, cantantes, poetas, escritores y actores, crearán y retransmitirán un paisaje de sonidos salido de su imaginación. Estos jóvenes cuentacuentos son libres de profundizar en el misterio de quiénes son, niños de pueblo escuchando a niños de ciudad, niños privilegiados escuchando a niños refugiados y emigrantes, indígenas escuchando a niños “colonos”, los olvidados escuchando a los mimados. Los niños tienen que poder imaginar, y más en este tiempo de ansiedad y caos que viven los adultos. Tienen que ser capaces de crear y expresar de forma abierta a las voces de extraños de su misma edad. Todo esto requiere tener curiosidad y fe en la imaginación. Como director, siempre he buscado maneras de encontrar un puente sensorial donde tanto la audiencia como el actor están en el mismo espacio perceptivo. De niño experimenté esto escuchando episodios de ​The Green Hornet​ (El avispón verde) en la radio mientras intentaba adivinar cómo eran el ​avispón verde y su carro. Escuchar requiere el uso de la imaginación; las cosas visuales reducen esa necesidad.

Siempre he tenido dos pasiones profesionales: en mis primeros años, cuando me ganaba un sueldo investigando y enseñando clases de postgrado sobre desarrollo infantil y aprendizaje perceptivo, investigamos cómo podríamos recuperar el talento perdido de la infancia. Algunos años más tarde, cuando fundé mi primer teatro en Nueva York (The Colonnades Theatre Lab), introduje esto en nuestros ensayos. En los últimos 18 años, un grupo de actores y directores internacionales se han incorporado a GAC para crear un teatro en un laboratorio diferente. Trabajando en zonas de conflicto, desarrollamos técnicas para ensayar lo que parecía una desconfianza y odio intratables con brutal honestidad, todo con humor y música. No habríamos logrado esto sin escuchar de forma radical. No fue una casualidad que nuestra primera producción se llamará ​Truth In Translation​ (La verdad en la traducción).

Se da por supuesto que todo el mundo quiere ser escuchado. Ahora deberíamos dar por supuesto que escuchamos a nuestros niños. Aquí podemos esperar dos cosas: jóvenes fuertes y determinados, e ideas frescas sobre cómo avanzar en nuestras sociedades civiles presentes. Es cuestión de ayudar a la gente joven a construir su generación con herramientas que sean resistentes a absorber el odio y miedo heredados que están a su alrededor.


Michael Lessac
Co-Fundador y Director Artístico
Global Arts Corps